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Síndrome de Asherman
Definición de la enfermedad
Es una enfermedad uterina adquirida poco frecuente, caracterizada por adherencias intrauterinas asociadas a antecedentes de legrado o de una cirugía intrauterina y síntomas ginecológicos (amenorrea secundaria, hipomenorrea, dolor pélvico, infertilidad o aborto espontáneo).
ORPHA:137686
Nivel de clasificación: TrastornoResumen
Epidemiología
La prevalencia en la población general es desconocida. En la población estéril, la prevalencia varía del 2,8% al 46% según la subpoblación. El mayor factor de riesgo de la enfermedad es el traumatismo iatrogénico endometrial.
Descripción clínica
La gravedad de las adherencias intrauterinas (AIU) en el síndrome de Asherman puede variar desde la obliteración completa de la cavidad hasta unas adherencias marginales mínimas. Con frecuencia, la cavidad uterina presenta un tamaño reducido. Las adherencias están compuestas por bandas de tejido conjuntivo fibromuscular, que pueden estar o no rodeadas de epitelio superficial o tejido glandular. Las adherencias varían notablemente tanto en densidad como en tamaño, pudiendo ir acompañadas de áreas de esclerosis endometrial. El útero grávido parece presentar una alta predisposición a las adherencias, aunque las AIU pueden desarrollarse en el útero no grávido después de un traumatismo intrauterino. Las manifestaciones clínicas incluyen infertilidad, irregularidades menstruales y abortos espontáneos recurrentes. La amenorrea o la hipomenorrea son los síntomas más frecuentes, pudiendo ir acompañadas de dismenorrea durante el período menstrual anticipado; algunas mujeres siguen experimentando períodos normales. Cuando las adherencias se localizan únicamente en el tracto uterino inferior y la funcionalidad endometrial persiste, el síndrome puede causar un grave dolor pélvico y menstruación retrógrada. La recurrencia de las AIU en el postoperatorio es elevada.
Etiología
Las adherencias intrauterinas resultan de un traumatismo uterino, incluyendo el legrado, la miomectomía histeroscópica o la ablación endometrial. Las adherencias también pueden ser diagnosticadas en mujeres con tuberculosis genital.
Métodos diagnósticos
Los antecedentes de traumatismo uterino (típicamente legrado) asociado a anomalías menstruales/incapacidad para concebir sugieren el síndrome de Asherman. La histeroscopia proporciona un diagnóstico definitivo y permite caracterizar la localización y la extensión de las adherencias, así como evaluar el endometrio. La resonancia magnética (MRI) puede resultar útil como una herramienta de diagnóstico complementaria, especialmente si las adherencias afectan al endocérvix. Las AIU se observan como una señal de baja intensidad en la imagen ponderada en T2 en el útero. Se puede utilizar la ecografía transvaginal y la histerosalpingografía, aunque su precisión diagnóstica es menor.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial en la ecografía sin contraste son los pliegues longitudinales intrauterinos normales, mientras que en la histerosalpingografía o en la ecografía de infusión salina el diagnóstico diferencial incluye los pólipos y los miomas menores.
Manejo y tratamiento
Para la prevención de las adherencias intrauterinas, es obligatorio un vaciado suave de la cavidad uterina después del parto o el aborto, preferiblemente bajo una guía ecográfica. Idealmente, las adherencias intrauterinas se tratan con histeroscopia. Las adherencias filiformes pueden separarse con la punta del histeroscopio. Las adherencias densas se tratan con adhesiolisis histeroscópica utilizando técnicas de energía mecánica, eléctrica o térmica. En los casos graves, el tratamiento es difícil y se debe ofrecer asesoramiento informando a las pacientes que existe una menor tasa de éxito y un mayor riesgo de complicaciones. La prevención de la re-adhesión es importante y se han logrado buenos resultados con los dispositivos intrauterinos, el stent de balón uterino, la sonda de Foley y las barreras anti-adherencias. En los casos graves, pueden ser necesarios varios enfoques. El tratamiento hormonal (estradiol, estradiol/progesterona combinados) se utiliza para restaurar el endometrio normal; sin embargo, no hay consenso sobre el momento de la administración o el tipo de régimen. Las pacientes deben ser evaluadas uno o dos meses después de la operación, ya que la resolución completa de las adherencias no siempre es posible con una sola intervención. La ecografía, la HSG y la histeroscopia son los métodos de seguimiento más frecuentes.
Pronóstico
Si bien algunas mujeres logran quedarse embarazadas, la tasa de infertilidad después del tratamiento es significativa. El pronóstico es más desfavorable para las pacientes con endometrio esclerótico y atrófico.
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